miércoles, enero 07, 2004

Road Movie

Suena Roberto Carlos, en franca guerra volumétrica con el motor de mi (a) bólido compacto austero biplaza, cosa de buscar la secuencia asfaltada y centrarla (no tenog airbags). manejar es eminentemente secuencial y aburrido: De primera a cuarta no se puede llegar sin escalas. La cinta gris hace las funciones de profeta topográfico, inacabable, inmutable. Soy galán de mi monólogo en mi Road Movie, y puedo matarme en 3 estados diferentes. Hago una lista mental de frases epónimas que voy colocando sobre las cruces anónimas, flashback cesarcostiano: DILE QUE LA QUIEROOOOO, QUE LA NECESITOOO. Tommy (así me llamaré hasta la próxima caseta) busca una chaqueta de piel para sobrepasar el límite permitido. Escogí, como en catálogo de Calzaxpress, el lugar ideal para untarme: Ahí, sobre Cuitzeo, donde con algo de suerte Hovercraftiana realizaré dos-tres patitos para después aparecer muerto, con un remo en la mano y mi Sweater con el escudo de Yale (no el de las cerraduras).

Es el tipo de muerte que un retrófago antiesteta soñó, el tipo de serie B o la secuela de "Y dónde está el Memo" necesitan y que el mismísimo Zayas filmaría en glorioso Technicolor.

El final, lo comenta el duende que vive en el espacio entre las barras cromáticas y la hora nacional.

No hay comentarios: