viernes, marzo 12, 2004

Microeconomía

Una manifestación del problema escalar (aumentar de escala un sucedáneo) radica en que el sucedáneo, el momento de la acción agresiva, se tensa en una nota que se constituye permanente. Esta cotidianeidad de la nota tensa se precipita y solidifica como una instalación personal, odio. La persistencia amplifica la nota hasta que sólo puede ser callada con una nota mayor, un retumbo, un redoble de cañones. La crueldad, siempre incomprensible, no es consecuencia del aislamiento de partes, sino de la continuidad de una trágica eventualidad invasora que se acurruca en un nicho cómodo como el de las incertidumbres. El odio es una eventualidad SUCESIVA y CONTINUA, no un trágico hecho temporal. Dicho esto:

Apague usted, por lo que mas quiera, su intrínseco foco de odio. Gracias.

Rigosushi.

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