sábado, junio 04, 2005

Si fuera una ciudad..

Hoy el deseo metamórfico anda desatado, una ligera dosis de megalomanía me dice que podría llenar una ciudad si me convirtiera súbitamente en una alegoría terrenal. Hoy pensaba que definitivamente no sería Guadalajara, esta ciudad, haciéndola de similitud psicológica para cualquier valiente marchante, supondría una grave esquizofrenia, una tétrada de personalidades: ya banal, ya sucia, ya de ráfagas lúcidas, ya real y monovalente. Al tomar su cenit y su nadir, se encuentra que el trabajo, la generación, lo producido, es mínimo, pobre e individual, carente de grandes guías, atestado de microproyectos encapsulados. El norte tiene la propiedad decisiva de lo obsoleto, la marca de un crecimiento desbordado e ilusorio que cuando se enfrentó a su primer gran obstáculo (hacia donde creción por comodidad) se tuvo que replegar. Sus caras oeste y este muestran un lado maquillado, de penosa y falsa amabilidad, de quimera atractiva, de promesa retenida, mientras que la cara honesta es mullida en personas, en diversidad, algo sucia y envejecida, pero fiel a lo que es, primordial, suscesivo y trascendente, poblado de inocencia pero constante y trabajador, la fuerza subyacente que mantiene a la oligarquía de la cara límpida. No es sólo que esta alegoría que rehuso crezca de manera imperceptible, émulo de cualquier microbio oportunista. Lo que más me angustia y me hace recular es que su espinazo, eje y esencia, su vera matriz consiste en un río de aguas negras, un lavatorio subyacente, entubado, lo que viene a decir: si uno busca lo suficiente dentro de la apariencia amable de la polis, se encontrará con un ineludible río de mierda que disecta longitudinalmente a la mancha urbana.

No sería Guadalajara, vaya que no.

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