viernes, julio 27, 2007

Buying less is better than buying green

Uno de los aspectos más complicados en la batalla contra el calentamiento global es, precisamente, que la solución tiene un componente de reducción y omisión. Es decir, el gran culpable de la contínua degradación planetaria es el estar consumiendo más recursos que los que la tierra (como metaorganismo, si son amantes de la hipótesis Gaia) puede regenerar. Resolver la degradación de la tierra va a requerir, muy probablemente, una reducción del apetito de consumo, una dosis de autocontrol y administración óptimos de los recursos. Algo que nunca se le ha pedido a la especie humana: desacelerar la adquisición-acumulación de bienes materiales. Lo que se antoja harto difícil.

Cada persona (unos más, otros menos) se ha convertido en un sumidero de recursos para la manutención de sus actividades diarias. La autosuficiencia es algo passè: como consumistas de anaquel, desconocemos desde pequeños los procesos y recursos necesarios para que ese litro de leche esté presente en èl. Estamos desligados del costo real (el càlculo del costo de la leche no toma en cuenta la tonelada de gas metano que liberó la vaca durante ese mes, o los 250 kilos de pasto que se requieren para obtener la caseìna equivalente de ese litro de leche, se asumen como un "común" - más información leer el clásico artículo: The tragedy of the commons-) y del valor real (los procesos de regeneración del recurso son ignorados). Aislados en nuestra esfera pragmática, ignoramos el complejo tramado que hace posible la elaboración de productos que damos por hecho que estarán ahí (un amnigo mío, honestamente me dijo que de niño pensaba que la leche se "daba" en botellas, como si fuera el empaque natural, como la cáscara al huevo). En la solución, además de divulgar y hacer saber el costo real de lo que consumes (consumismo enterado) va a ser mucho más importante el (contrainstintivo) reducir los consumos. El problema es que la máquina propagandística ya está invirtiendo en una pseudoecología. Se quiere montar y sacar provecho de este movimiento verde. Ya se ven en los supermercados empaque verdes y productos orgánicos que, absurdamente son IMPORTADOS (lo cual implica traslado, empaquetamiento y refrigeración contra el espíritu de la solución). Además, dichos productos se presentan encarecidos, como diciendo: "Si quieres salvar al planeta, que le cueste AL CONSUMIDOR, nosotros nos enoriqueceremos y haremos el bussiness-as-usual". Estamos presenciando una elitización y mercantilización del "movimiento verde". Hay que entender que esto no es una moda, que "verde" no es el color de la temporada 2000-2050. Tenemos que entender la implicación ética (que nunca está de moda, parece ser) al realizar una compra o un consumo, o incluso de encender una luz. La acción tiene que partir desde el compromiso del individuo, si no, será tan sólo una mera impostura, una microreligión, un (caducable) "movimiento", un colectivo, una moda.

La última moda.



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Eco-Junk: Why Buying Less Is More Than Buying Green

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