Platónito

En el despojadero de los deseos imposibles, sobreviven miles de pequeños dioses librando batallas por ciudades de arquitecturas imposibles y derruídas. Las ideas absolutas ocupan las esquinas pérfidas e indisolubles y sin miedo a la refutación: son tan absurdas que nunca se han encotrado con su contrasgumentación. Una gran parte de este paraje lo componen los buenos deseos (sobre todo los : "veràs que todo estarà bien") apilados unos sobre otros formandoa escarpadas montañas de desolaciòn, justo al lado de la alta densidad de reencarnaciones habitando ilusorias mansiones y cuartos remodelados que se asemejan mucho a la realidad y entonces un poco menos fantasía y más probable el rescate hacia lo material. Otra sección completa acumula noviazgos
dispares y torcidos (para el lado de acá), familias reunidas, fiestas esplendorosas, y mucho, pero mucho American Dream.


Por el centro del sitio se encaraman furiosos los planes futuros, formando una especie de granja de hormigas donde todo se reconstruye y choca y pervierte y revierte y regenra varias veces por segundo. Los organigramas se vuelven tramados imposibles de seguir, con extensiones superiores cada vez más altas. Los bancos envìan estados de cuenta con saldos en nùmeros vastos , imaginarios, transfinitos. Curioso, que esta parte del despojadero se mantenga en un tamaño constante y preciso. Como si los anhelos comunes (pùblicos) justo encontraran un anhelo que los neutralizara (los privados) y entonces la cancelación y la estabilidad.

Finalmente, el basamento es el más sólido. Impenetrable y somero, tal vez lo único seguro en este mundo de lo-que-no-se-posee. Todo se encuentra conectado y cimentado por esta extansión común, como si fuese , como en el lado de acá a veces lo único que compartimos (el suelo). En el lado de los anhelos el piso es la aprehensión más primoridal del hombre, la que es inevitable desde que se toma consciencia de que uno es: En el mundo del afàn inalcanzable, todo se construye sobre la certidumbre.