Como todos, en los albores de su consciencia se enfrentó al vacío. Lúcido, se supo demasiado cobarde como para cometer suicidio y hacerle frente. Fue entonces que decidió dedicar su vida a actuar contra el sentido común. Así, alguien, en algún momento, se decidiría a liberarlo por fin, de golpe, de ambos temores. Vadeando la culpa.
Hermanos, oremos por la sabiduría de nuestro profeta.
jueves, octubre 14, 2010
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