viernes, octubre 31, 2003

Estamos

Fue cuando bajaba del auto cuanod tuve la impresion que estabas cerca, y fue el ansia de buscarte la que no me dejo en el día. hoy, como siempre, caminè entre los dos edificios de la facultad para llegar a un sitio que si no fuera por que lo toco, pensarìa que son siete pisos etéreos. Extraño, porque en el edificio ya no te sentìa, te habìa casi extinguido o acallado y no pueda hacerle frente a la sensaciòn de ausencia. Esa que ahora me llamaba a huir de las paredes marcadas de una oquedad madura. Y es que esas paredes son las esponjas que hacen que el olvido se aligere, son paredes insaciables y al mismo tiempo atascadas.

Permíteme extender mi ansia y decirte la cantidad de cosas que quiero decirte, antes que entre en el tiempo de la adsorción tabiqual y entonces no pueda contarte nada. Y es que estas paredes chupan bien bien las cosas, pero al ansia parece ser otra y estar fuera de esas cosas. Estas paredes no quieren ser incomunes y no parecen ser triviales, son sólidas como la hipocresía y translúcidas como la canfianza. Cuando te acomodas pueden ser tan flexibles que podrìas perderte entre ese material de tierra plástica, y quedar abrazado y facilitar ese trabajo tan perpetuo que llamamos olvido.
Vamos hablando de su color mate, que tan bien les va. Y es que todos las ven diferentes que he optado por cederles un color falso y tornasolado. Ya no quiero discusiones porque parece que empiezan a temblarles los cimientos, como asquedas, y podrìan regoldear o peor aún vomitar los que ya olvidabamos y nunca cuenta como resta.

Nunca las he medido, por el miedo de saberlas finitas. Lo unico que sè es que cada dìa se hinchan un poco, pero que extrañamente esa constricciòn no es sofocante ni atroz, mucho menos agobiante, sino un velo delicado y acojinado que se viera apretujable. Un día les apreté y soltaron una pelusa como viva y me hice una cajita aterciopelada, esa cajita nunca se està quieta. Baila como desesperada, corre desesperanzada.

Ya no quiero hablarte de las paredes, porque hoy no me dejaron saber de tí. Hoy me callaron de un tajo y me redujeron a la ausencia. Quieren robarse mi presencia y quieren empezar por tì. Abro la boca y grito un nombre, quiero reventarlas como un diapasòn gigante que se deshaga cuando no puedan tomarte, que se quiebren cuando intuyan que tù verdaderamente existes.



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