jueves, octubre 02, 2003

Mar

Es difícil saber cuando Mardú cambia el humor, posee una rara serenidad inescarbable. Hoy viaja en un metro que le parece húmedo desde la respiración. Parará en la siguiente estación sólo para tomar un poco de aire, o tal vez en las próximas dos y buscará a una persona de camisa azul, porque la línea del metro coincide. Mardú obsesa en el azul se torna tan grave que parece timonar nuestros deseos, como si ella nos dirigiera a un lado débil, como si ella nos digiriera por el mismo lado débil. me fascina ver a Mardú caminar varias veces por el vagón, como saboreando los roces que le parecen chapoteos de indiferencia. Ella sabe robarte tanto porque vive en lo que ignoramos.


Mardú se planta en una ventana del metro, y empieza a contar algo, no puedo hoy saber qué cuenta, pero su cara es de una concentración tan puntual ý lívida que podría blanquearme el texto. no hayq ue verle mucho a Mardú, no porque se gaste, sino porque mirarla se siente duro, es el atropello que queda en la ignominia y la indecisión.


Hoy voy en el metro detrás de Mardú, le busco cada día en la misma estación pero es obvio que se sube azarosamente en alguna estación de la línea. no puedo decir que hay intención porque eso y explicarle al gato que es gato es lo mismo. No puedo dejar de verle, y no es que me ignore, sino que quisiera rendirme alfin frente a algo, y quién mejor para recibirme, quién mejor que ella.

Mardú camina por el vagón con las manos agarradas del tubo, equilibrando. Canta con los ojos muy abiertos y la boca muy cerrada, como si no quisiera que la escuchara, pero sí que supiera que tenía que acercarme. Busco en mí el antídoto de la sibila y, con una sonrisa idiota, suelto la primer barbaridad, sabrá dios que pase...

Do

alguna vez ví a Mardú en la calle y tenía finta de caminar en pequeños saltos. Fué precisamente el curioso trote que me hizo seguirle un par de cuadras y no perderla de vista cuando, sin más, dejó una libretita en el machuelo de la banqueta. Me sneté en el machuelo, al lado de la libreta y me quedé fumando un cigarro. Es el juego de las respuestas el que no me dejaba tocar nada de ella....

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