lunes, julio 02, 2007

Infierno

En el mundo del Dios perfecto, al pécoro se le evita el pasaje al infierno. Hoy, bajo una hábil maniobra administrativa, Dios decide que Juan, el pècoro onanista, no se mudaría a ese rojizo paraje del burocratismo secular. Más bien, de un tajo y sin aviso, Dios-El-Jocoso decide cumplirle a Juan, en retroactivo, todas sus fantasìas eróticas, a la vez.

Primero, la maravilla.

Juan inicia extasiado, enjundioso y precoz. Pero justo empieza a acabar cuando acaba de empezar otro acto. Mas pronto que tarde, sólo puede escuchar cómo se destroza su adorada ninfa de la lascivia. Agotado, su próxima visita al paroxismo deviene a un grito cortado y desgarrado, tragando, en vez de manar. Ahora comprende que antes, que siempre, ha sido el placer el que ha sido desterrado de él con cada episodio.

Ahora es Juan, el que sólo choca las carnes.

Y el autor sonríe.

3 comentarios:

k dijo...

este post me da miedo, mucho, es perversamente triste.

estoy encerrada en casa sin posibilidades de nadar, tomar alcohol o sudar, todo ello recomendaciones del tatuador, y sí, es hebreo.

Anónimo dijo...

welcome back!
besos

verosdes dijo...

waaaaa

coolcool

ubicáis PANFLETO?

myspace.com/panfleto

ubicadlo y escribid