martes, agosto 07, 2007

Filmmusik

No cabe duda que la acuciòn del oìdo es necesaria para poder cuajar la versiòn definitiva de una pelìcula. Como experiencia poliestimulante, el cine se vale de la sinergia entre lo auditivo y lo visual para aprisionarnos entre las fauces de lo irreal, reducièndonos a lo màs cercano a un receptor absoluto. La mixtura esntre una pista de sonido y la ejecución e la cámara se ha vuelto tan crìtica que ha habido casos en os que el director se basa en una canción para hacer filmes y, lo que es el común, el músico se basa en el filme para generar un "score".

Pocas veces el score compenetra tanto que sobrepasa la dimensión visual del filme. Ayer, curiosamente, ví dos pelis cuya confecciòn sonora merece discutirse y cocinarse en un meollo muy distinto al de la evaluación de la obra completa. Por esta vez, vale la pena discutir ùnicamente los soundtracks que los acompañan:

Littoral ( dir. Wadji Mouawad, 2004) es una producciòn Quebecois cuya trama (odisea de un hijo para enterrar a su padre en su tierra natal: ni màs ni menos que la zona de nadie en Lìbano) podrìa parecer perfecta para un Hans Zimmer o algún otro compositor Morriconesco. Sin embargo, Mouawad decide arriesgar y deja el diseño completo a Mathieu Farhoud-Dionne y Amon Tobin. Mientras Farhoud-Dionne elabora un trasfondo incisivo y decidido, Amon Tobin hace de contrapeso y elabora unas de sus mejores piezas-al-detalle. La peli no es excelente, pero el soundtrack la propulsa hacia un nivel distinto de desprendimiento de la realidad. Atmòsferas subrepticias con arañazos de Mr. Tobin. Really worth it.

Shortbus (dir.- John Cameron-Mitchell) es una pieza de intimismo sexual. En estas pelis, es difìcil hacer un score-soundtrack que no frise la mera ambientaciòn (9 1/2 weeks) o la melosía cursiloide (a la The holiday y engendros similares). Cameron-Mitchell se aliò con dos genios musicales para armar un verdadero carnaval de géneros que no irrumpen el ritmo de la pelìcula. increìblemente, tantos las muy diversas canciones como las accioes del filme se fusionan en episodios memorables y cortos (Como esos pedazos de otro lado que se anhelan cuando uno està de este lado). Yo la Tengo proporciona tintes semicòmicos y frescos, necesarios para no ensombrar de màs la rispidez neoyorquina que se maneja en este peli. Sin embargo, el hallazgo y acierto de Cameron-Mitchell se encuentra en su otro bastión musical: Scott Matthew. Sus live performance en el film y sus desgarradoras y siniestras letras desplazan por momentos a la pelìcula en sì y la suspenden como embelesándonos. Nadie sale impune ni estoico de Scott Matthew. Trastocados y atónitos, penetrados en otra capa de las cosas, uno no puede sino concluir que las conecciones humanas son perpetuas e indisolubles. Si a ésto añadimos el encore final y apoteósico que nos regalan Justin Bond & the Angry March band, uno tiene que sonreìr y salir contento de tremendo bacanal ótico. Mogollón de recomendable.

Como colofón, aquí la lista de músicos y su música de filmes que sugiero:

Clint Mansell - Requiem for a Dream, etc.
Mike Andrews - Me and you and Everyone we Know, and so on.
Nathan Larson - Palindromes, Storytelling y varios más.
Mark Mothersbaugh - The Royal Tenenbaums y demás.
Jon Brion - Magnolia, Eternal Sunshine of the Spotless Mind y otras más.
Zbigniew Preisner - La Double Vie du Verónique, Decalogue (con ése basta) et al.

2 comentarios:

k dijo...

salud!
scott matthew es una de las cosas más grandes que he escuchado este año, hace que me ponga chinita y llore, miré la peli hace como 3 meses y desde entonces por lo menos una vez a la semana escucho el sdt, me gusto mucho mucho mucho la peli.

Anónimo dijo...

¿No querra ustè hacerme una copia de 'Shortbus'?

P.D. Sigo deprimièndome con la mùsica