jueves, febrero 21, 2008

Dysesthesia

Cuando ella huyó anoche, no sospechaba que el dolor de su ausencia palidecería ante la desesperación haberlo dejado complejo y sin resolver. Al despertar, Rómulo quizo voltear la cabeza haciua le despertador, cual rutina diaria que se desnvuelve y desparrama sobre todas las mañanas. Sin embargo, el pavor se apoderó de él cuando, en cambio, soltó un fuerte eructo desganando y con falsete. Apresado por al desacomodo, maldijo hacia sus adentros intentando no sudar en desesperación por temor a no usurpar su cama con marca de territorio. Querría voltear(se) para saber(se) qué tan descompuesto se encontraba. Sabía que estaba completo hacía varias relaciones cuya huída no ameritaba un pérdida de la pieza. Sin embargo, atónito y raído en la desesperación, no sabía com empezar a resolverse: ¿Acaso sería bueno quitar primero los recuerdos? La memoria era algo difícil de acomodor sin dejar alguna pieza de sobra, piezas que, aislada del entero, se antojan desechable e inocuas. Indeciso, ahora se pregunta ¿Por qué no empezar por buscar el bloque de los sentimientos? ¿O el hambre? ¿O la indiferencia?, pieza tan elusiva y difícil de adquirir. La soledad, flotando enla superficie, era sencilla de acomodar como tantas veces, tenía un lugar acomodaticio y propio, pero como pieza suelta, a veces invade otros sitios, habría que fijarla bien. Y así, con un par de piezas acomodadas en un par de horas, sabía que no terminaría pronto, sabía que concoía las piezas y el tamaño del acertijo. Sabía, de antemano, que cada vez que le pasaba una de estas revoluciones, algunas piezas encajarían distinto o se descharían o cambiarían de forma. Había que apurarse y arreglar lo fisiológico antes de que quisiera dormir, porque al vivirse mezclado como una distopía de la nostalgia, corría el riesgo de querer dormir, y al dormir entonces otra cosa distinta del sueño. Al dormir quizá no más enigma y no más jeroglífico.
Entonces para y piensa.
"Y al dormir quizás."

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