domingo, octubre 12, 2008

Hate-post: Requiem por La Tempestad

No es nada fácil sostener una publicación periódica, mucho menos en México y todavía menos si ésta está completamente dedicada a las letras, a la arquitectura, diseño y a "las estéticas del viaje". Aún cuando este triumvirato te asegura una base de consumidores aspirantes a culturosos y curiosos. Y de eso va la publicación bimestral "La Tempestad", desde hace más de 6 años. Y ha sobrevivido porque, como toda publicación nacional, tuvo que apoquinar en lo que creen la solución única a la supervivencia editorial: la venta de publicidad.

Es muy difícil desligar a una publicación de la publicidad (perdonen las múltiples cacofonías que se susciten en este impetuoso texto) que impera dentro de su producto, a final de cuentas, los analistas mercadológicos y los consejos editoriales saben quién va a reflejarse contra esas páginas y acaban adecuando los productos (ya sea texto o anuncio) que presentan al mercado objetivo. Esta dinámica de reconocimiento del lector sólo se refina y se madura a través del tiempo. Toda publicación, propongo, acaba siendo parodiada por y fusionada con su publicidad. Ambas, claro, con el mismo objetivo: seducir al lector. Inevitablemente, entonces, sin necesidad de desgarrarse vestiduras, toda revista con publicidad acaba siendo cómplice de la misma. Comparten guiños y sesgos. Ambas forman producto único, disectado y cuidadosamente construído para el consumista-consumado-objetivo. Y nadie, excepto las publicaciones "limpias" de publicidad, se escapan a este destino.


¿Cuál es mi problema con La Tempestad? Sin afán de autoexpiación, debo decir que siempre me han gustado los contenidos generales de la revista, sus secciones, su formato, su cuerpo de colaboradores y su alto "sentido estético". Incluso, me identifico en gran parte con muchos de sus escritos, y, en humilde opinión de éste servidor, sus dossiers temáticos podrían fácilmente sustituir intragables tratados y libros llenos de paja hiperacademizada. Basado en sus textos tanto analíticos y certeros, como prolíficos y artísticos, toda verborrea que mana de la revista denota una fina elaboración, y también hace evidente el trabajo bajo un riguroso sistema intelectual. Vamos, que no lo hacen con las patas.

Sin embargo, las transformaciones que ha sufrido desde hace aproximadamente 3 años no me han sido del todo agradables. Cuando antes era una revista predominantemente literaria (diría yo 90% de sus contenidos), se ha visto derivada hacia un falso (y en mi opinión innecesario) "balance" entre las demás artes , por lo tanto diluyendo y tal vez defenestrando los artículos de contenido entre una maraña de insertos de convocatorias, recomendaciones, eventos, productos, programas, microreseñas, microrequiems, entrevistas y bajo la posible influencia de un High Fidelity todavía mal digerido, muchos, pero muchos top tens.

No tengo ningún problema con su fragmentariedad o incluso su carencia de categorización, pero ésto sólo incrementa la dificultad de discernir entre su contenido y su publicidad, si había distinción alguna entre su línea editorial y su línea del marketing, ésta cada vez parece más difusa y simbiotizada. Tal vez sea éste el tenebroso objetivo, crear una necesidad de consumismo "cultural", pero entonces ya tenemos Monocle, Wall Paper, JUXTAPOZE; XLR8R, NME (TR y miles más que cumplen con el mismo objetivo.

Esto no sería tan crítico si no fuera porque cada vez ganan mas espacios sus llamadas "formas útiles" , donde se trabajan piezas de arte, arquitectura y diseño cuyos criterios de utilidad son los risibles: "ligero y aerodinámico" (para una silla), o "proponen vivir la estética de la urbe" sobre unos libreros que simulan las torres de satélite. Además presentan obras y arquitectura ultramodernas y "provocadoras", útiles sólo para los eruditos de la deconstrucción estética, que puedan desembolsar miles de pesos, o , si bien le va a la pieza, acabar siendo mencionada en alguna tésis de doctorado. Aparte de la bien descrita y justificada valoración estética de cada pieza, la utilidad es más bien discutible. Como yo no cumplo (muy probablemente) con el contexto ni la capacidad de detectar una función verdaderamente útil a tales secciones, valen para mí entonces como meros anecdotarios artísticos. Catálogos insulsos cuya trascendencia (exceptuando a su sección de arquitectura, que por definición es funcional) no pasará sino al mero comentario de sobremesa en El Péndulo. Acaso sea yo el único al que no despierta dicha sección ni un rasgo de inteligibilidad (experiencia estética) la mayoría de la obra que presentan,y mucho de coolness. Entonces el análisis que presentan de la obra, inevitablemente, se vuelve redundante.

No todo es malo en la transformación de dicha revista, les ha dado, últimamente, por añadir una sección que se llama "cuaderno de invenciones". Es más bien un compendio de obra original, traducción, foto, pintura. Curiosamente, con fuertes rasgos de lo establishment artístico (clones de man ray, referencias contínuas a obras clásicas), se siente, muchas veces, más ejercicios redundantes de escuela, que obras originales, frescas, invasivas, conflitivas. Es decir, ni siquiera en su sección más "creativa", siente uno que la publicación rompe y rasga. ¿Quién quiere comprar una revista para reciclar a Chesterton, Cortázar, Borges, Coetzee, y demás consagrados? Para mí, el criterio editorial de tal sección huele fuertemente a homenaje, de calidad, bien seleccionados, pero imposible encontrar un ejercicio de verdadera sorpresa.

Para terminar, regreso al punto inicial: la publicidad. Si tomáramos como cierta mi hipótesis de que la visión de la revista es una fusión de ambos aportes (publicidad y consejo editorial), la complicidad entre ambos asustaría un poco, va la lista de la publicidad de el último número:

SUV de Nissan, carro de lujo.
Anuncio de ADIDAS, "celebrate originality", se lee.
Camioneta Mercedez Benz, "Haz del asfalto un lugar VIP".
Muebles de lujo minimalistas.
Dockers.
Devlyn, anunciando lentes de marco grueso tipo plástico.
TPS ARMORING, Vehículos blindados (!), "porque la vida pocas veces ofrece segundas oportunidades".
Canal 22.
Enrique Torres, relojes de ultralujo.
Vans.
Fundación Jumex.
Microsoft.
Mexicana, clase ejecutiva.
Harley-Davidson.
Restaurant de Polanco.
Editorial Tusquets.
Editorial Arlequin.
Publicidad de Gobierno X 13.
Cartelera centro cultural X 5.
Guías de Viaje.
Cámaras profesionales Canon.

¿Acaso no parece oda al yuppieism de un nuevo establishment intelectual?

La gota que derrama el vaso es su reseña a la revista The Believer, donde señala "sus pretensiones rupturistas", el reseñista, extrañado, menciona que la línea editorial de The Believer ortorga "el beneficio de la duda" (es decir, son mucho más abiertos y arriesgados sobre las piezas que publican). El reseñista chascarrea con la supuesta inocencia de los editores (los tira de naïves) proponiendo como nombre alternativo de la publicación The optimist, y para acabar de declararse editorialmente tradicionalista y conservador, le sorprende de sobremanera que ésta revista (a diferencia de la suya), carezca de publicidad, y "no se someta a criterios del mercado editorial y no condesciendan a un tono solemene". Es decir, le parece inconcebible sorprende que dicha revista no sea una copia de la New Yorker o de la Atlantic, que seguro no faltan en su buró.

Anquilosados, ariscos, anclados, rígidos, neopuritanos, escleróticos, ofrecen una publicación cuyos mejores días estan ya lejos, muy lejos. Y ahora seguirán aspirando a su Mercedes-Baenz blindada mientras se acomodan el Patek-Phillipe enla muñeca, manufacturando el mismo producto, diseñado y cómodo. Albricias, que ha nacido, oficialmente, la Letras Libres para adultos contemporáneos. Adiós a La Tempestad.




PD.- ¿Qué no se considera a La Tempestad la obra más arriesgada de Shakespeare, estilística y teméticamente? Pfft.

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