Reprise

Bravo por Noruega. Los Nórdicos ya tienen alguien que siga a la par del danés Christoffer Boe en la realización de ese cine de nerviosa y agitada edición. Además, la primera pelicula de Joachim Trier ofrece una ópera prima que ofrece riesgo, aventura y profundidad, pero, sobre todo, gran factura y cinetipia. Sobre, todo su cine ofrece identidad, acaso veamos el surgimiento de un nuevo cine nórdico: cerrado y difuso, entragado a un foco traidor, a la desubicación, al desligamiento entre el lenguaje cinéfilo formal y una nueva forma de agitarnos la cabeza de cuando en cuando. Un recordatorio que la historia sigue, alarmas para mantenernos lejos de la deriva.




Este primer filme de Joachim Trier se llama Reprise (2008) y tiene como protagonistas a dos prometedores autores de literatura, Philip y Erick. Ambos, eufóricos en el elán de su primera publicación, esperan un éxito paralelo. La expectativa y la realidad, como aquí y ahora, difícilmente coinciden. Es desde esta terrible diáspora que se constrye el filme, donde en vez de ser desesperanzador y crudo, permite la intrusión de las posibilidades de la realidad, de las coincidencias que sí fructifican. Entonces, vemos que las historias se tornan inesperadas, únicas, distintas, ergo humanas.

Mucho se puede argumentar esta obra desde el unidireccionalidad de la ficción alimentada de la realidad (y la imposibilidad de lo contrario). Pero dejo eso a la experiencia de cada espectador. Cada proyección. interpretación-lectura de esta peli deberá, como siempre quiso Kieslowski, producir cientos de filmes distintos. Donde el cine, como todo arte, se construye desde el receptor, facilitado por el creador.

Al fin, una razón para sonreír en lunes.