sábado, noviembre 22, 2008

Hoja de ruta

Había acabado el prolegómeno de su vida. Raúl sostiene febril y nervioso las hojas sueltas de su potencial sino así como se sostiene un mapa cuyo repliegue es de origámica solución. La duda, que es la inercia de la voluntad, le impide por un momento dibujar con el cuerpo la siguiente acción. Sonríe al fin, porque ocurrió el primer imprevisto. Se han invertido los papeles: tiene los motivos en la mano, la batalla en la cabeza. Basta con escindir de tajo esta primera ironía porque incita a la desviación y la improcedencia. Su trayectoria estaba prescrita. No había más que seguir la hoja de ruta para que cada instante se precipitara como entelequia. Raúl empieza su órbita, preciso como los planetas.

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