sábado, noviembre 29, 2008

Sentidito

Usar la palabra "sentido" tiene mucho de solución y acotamiento de lo inexpresable (es un sinsentido, lo he presentido, tiene sentido). Este vocablo parece tocar el extremo último de lo que es comprensible por lógica y asociación, requiere de algo más. Salicita la percecpión de los sentidos, la experiencia local, la dirección inequívoca que dicta el complejo apareo entre lo percibido y lo emitido. Esa compresión acaba apalabrada en sentido. Su uso implica un careo fuerte y, a veces, una cuasiequivalencia con la intuición. Empleado, invita a remitirse exclusivamente a la primera aseveración que aterrice en la mente. Esto implica un primer engaño, si la realidad obedeciera a un cúmulo de primeras interpretaciones sensoriales seríeamos esencialmente omnisapientes. El sentido es el primer engaño que debe desterrar el hombre de ciencia.

Por un curioso principio protodemocrático o prosocial, hemos puesto especial importancia a la frecuencia con que esa primera intuición sensorial se repite entre los individuos, hasta la hemos arraigado al populi, es el sentido común. Éste representa únicamente la homogeneidad local de nuestra herencia cultural-social-biológica, que además es autopropagativa: en Jalisco aparece una efigie de mujer encapuchada al cortar un jamón y tiene sentido para todos que es aparición y milagro, alimentando el motu religioso. La misma efigie le aparece a un nipón y la vende en e-bay como fetiche manga, alguien con ese otro sentido común pagará por ella, retroalimentando su círculo de frikis. El sentido común, la mayoría de las veces, es el engaño democráticamente instaurado como verdad.

¿Qué nos queda? La ironía. Existe otro vocablo que coquetea con los sentidos, mas implica mayor responsabilidad, la sensatez. Al contrario de lo sentido, lo sensato refiere a lo que ha sucedido sin contrariarse, lo que no ha sido falsado (o sí comprobado, si usted tiene ánimos positivistas) al empatarse con la realidad en reiteradas ocasiones. Si la tierra fuese plana, al barco que zarpa desaparecería de nuestro campo de visión empequeñecido y completo, no desapareciendo desde la quilla hasta el mástil. Eratóstenes y sus sombras de solsticio utilizan una experiencia indiscutible para todos (la longitud de una sombra), y queda la única explicación isotrópica. Ahora basta tomar un barco o un avión para darle la vuelta al mundo y comprobar su esfericidad. Falsamos esta y muchas aseveraciones todos los días, cada acto vital se vuelve bajo esta perspectiva una rebeldía epistemológica. Que la tierra parezca plana tiene sentido inmediato, fácil, tras el empate contínuo con la realidad, esfera, tal vez más complejo, pero útil, entonces se vuelve sensato. Ser sensato es cautela constante, como dice Sábato: "no creer definitivamente en nada". El sensato, aunque parezca sinsentido, duda diariamente incluso de la esfericidad de la tierra. Ser sensato es una postura ante la incertidumbre.

A manera de conclusión, propongo una humilde (y a mi parecer, virtuosa) postura para el que quiera comprender la realidad. Hay que dejar de tener sentido común, hay que empezar a ser sensato.

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