sábado, febrero 14, 2009
Masa crítica
Débora caminaba por la acera en la noche, con pasos cortos y aliento cortado, la noche fría revelaba su fatigoso aliento como si fueran pequeñas humaredas que se repetían síncronas y cadentes. Cuando más bien era nervio y apuro. La silueta debía seguir atrás, aunque ya no escuchaba el eco de sus pasos desconfiaba porque el eco desdobla falsamente su causa. Ora ya lamenta haber pensado en venir a casa desde la estación del tren ligero porque las historias que ha de haber oído para ahora y los miedos indisolubles y la ficción que aprieta el paso y los tacones suyos de eco ajeno. Sospecha del silencio (ese sí siempre ajeno e incontrolable) que ocurre cuando tuerce la esquina y para bajo la luminaria y rebufa largo un suspiro de "expuesta-pero-segura" que se corta cuando aparece detrás de ella la cara de Pillo que le ofrece en una mano un recorte de revista y en la otra mano la revista que no puede decirle entera y es que falso. Así Débroa está entre lo vero, pertinente y corto de la nota trascendente y lo largo permanente y aletargado del pesado y paginoso ejemplar. Titubea y desdecide alternando los dos brazos para tocar ya el pedazo de periódica revelación absoluta, ya el amasijo de páginas que se ofrecen misteriosas A final de cuentas, ambas piezas tenían la misma probabilidad de que se contuviera ahí la próxima combinación de palabras que desviara la vida de Débora, el frontis de la revelacion ¿Cuál de ambos podría contener su resolución y su futuro? ¿En cuál texto habría la incertidumbre concentrado su imposible urdimbre?
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