viernes, marzo 13, 2009

Impedancia

Flaqueo. Todos los días la última luz que me despide es la de la lámpara de mi buró, la que me deslinda del día y me reduce a la invisión y a la invasión de mi desvencijado terruño nocturno. Hay veces que se apaga la lámpara y su sonoro "click" parece poseer un cierto brinco de aire que juega con mi paciencia. Tal vez así sea el sonido secreto del escarnio o la cimbra de la sorna. Pasa que cuando esa lámpara se decanta en negro, recuerdo la pila de pequeñas batallas perdidas durante el día, la discusión del sobrecargo en la cuenta del restaurante, la corbata que olvidé en el baño de la oficina y que, por supuesto ya no estaba al regresar a buscarla, el momento en que la engrapadora se aqueda sin paruqe y me deja a merced del departamento de adquisiciones, ver por enésima vez las sugerentes tangas negras de Juvenita al traerme los memorandums. Todas estas batallas que se apilan en la vigilia encuñándose entre las vértebras cervicales más susceptibles y constreñidas por mi maldormir. Por eso la lámpara y la horizontalidad para que éste lote de escaramuzas se precipiten sobre todo el cuerpo, sobre toda la plataforma de mi kilataje, en profusión de escalares. Esta repartición de la presión es también mera administración de la impotencia y del cansancio, importa poco añadirle un clavo más a la cama. A veces la lámpara (o su ausencia y de todo, o la dislamparidad, vamos) se rehusa un poco a deslavarme la memoria del día y éste se me hace como moho en las plantas de los pies y evita que camine al día siguiente con mi característica turgencia y prontitud. Cuando se acumulan dos días sin efecto lámpara, es en la vista donde ocurre un débil vaho desde las cuencas y devienen los ojos llorosos para que entonces menos bragas negras, pero más dinero perdido en la cuenta del restaurante. Hoy es el quinto día en que la lámpara se rehusa a expiarme de mis pequeñas derrotas; los músculos cuelgan y duelen; la sangre se apesumbra y ralentiza; los dedos se quedan encrispados por largos momentos; los pensamientos se fragmentan y se separan agraviados.
Anotado, en un post it al lado deste mi teclado, se lee desde hace una semana: comprar una bombilla.

2 comentarios:

verosdes dijo...

I wondee if you are really that blind... ahead of the lack of a lightbulb and the rest... or is it just your deep cultural roots pulling you down to humbly think -and that's the worst- that you "don't write" not even adding "that well", which at least would accept the fact that you do write. And more than well.

gabo dijo...

luminoso