lunes, junio 01, 2015

Déjenme en paz

Hubo un momento donde erigir una pared de tipografía era plantarle cara al mundo. Sembrar un cerco vivo de donde las ideas no pudieran escapar. Una declaración de límites y fronteras, darle forma al territorio.

A veces es una frontera tímida, un poco la que dibuja la cuerda de una cometa cuando una niña corre sin reparo volteando al cielo, buscando perturbar los lienzos difusos con este artefacto que de endeble monópedo. Este límite es fácil de transgredir, y sólo es fácil ente visible cuando los tiempos agitan y el veleteo la dibuja de acuerdo a los flujos del momento. Ideas largas, de poca hebra, colgadas de un caprichoso anhelo. No se escapa porque alguna vez un texto de flujo de conciencia lo asió de puro azar.



No hay comentarios: