martes, octubre 21, 2008
Paralelos
Ella me conoce y me sabe. Sabe que hay que ir a la cama temprano porque mañana es la entrega de los reportes bimestrales y ella sabe los míos devengan primero que los suyos. Ella me comprende y apaga el televisor y me da el beso de la noche antes de colocar mi toalla, cepillo y mi desodorante en la tapa del inodoroen una bella danza de entrega y humildad para que yo no pierda valiosos segundos esperando a que ella se duche. Yo la entiendo y sé que me corresponde, la semana que viene, que vienen los reportes de utilidad de su compañía, corresponderle al recoger la tintorería y cambiar el edredón, que ya lleva tres semanas sobre nosotros y acumula ácaros y entonces para qué buscar la enfermedad. Ella me entiende, tenemos sólo siete días de ley al año para poder vacacionar y no quisieramos perder ese hermoso tiempo juntos enfermos y por eso yo le entiendo y compro diario sus flores de bach, y es que quedan de paso con las vitaminas y yo entiendo que es mas práctico que yo pase para que ella llegue antes a su cubículo y pueda cubrir los correos de su jefe y salir a tiempo en la tarde para su yoga. Ella me entiende y sabe que tiene que pasar con mi mamá y dejarle la leche condensada y las latas de la comida para gatos y yo entiendo que por eso no puede llegar a cocinar y a medio día, justo después de la junta de las 2 yo tengo la hora libre y puedo ir enfrente de la oficina a comprar su ensalada (sin romana y con doble arúgula, para evitar el cáncer) y mi sub de pavo. Ella me entiende que por llevar la comida no puedo pasar por Miguel a la escuela y entonces se lleva ella el carro para poder dejarlo con mi mamá, sus latas y la comida del gato. Entiendo que los jueves se entrega el plan de optimización semanal y me toca tomar el taxi porque si se lo pierde entonces no sabe si podrá aspirar a la plaza en administración. Ella entiende (y es una suerte y la amo por ello) que yo tengo que irme los viernes con la gerencia a Los Tequilas y pagar una ronda o dos porque si no entonces no entro al plan de bonos el año que viene y se viene el cambio de carro. Yo la entiendo porque quiero, con el bono dar, el enganche de su camioneta que tanto necesita para llevar y traer al niño y a la comida y al gato y sus cosas del yoga. Ella me entiende porque yo necesito el carro y entonces poder llevar los viernes al jefe a su casa cuando acabo ponchado de ebrio y entonces meterme al siguiente plan de bonos. Ella entiende que hoy no puedo hacerle el amor (aunque la amo) porque mañana voy a trotar y a veces me encuentro al jefe de recursos humanos y saco plática. Yo entiendo que ella no quiera otro hijo porque tan caro que es el pinche yoga para joder su figura con otro hijo. Y ambos entendemos que, aunque suene cursi, comprender al otro es el amor, que nos sabemos tan bien que nadie, absolutamente nadie en este mundo, podría dudar de esta nuestra eterna felicidad.
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