"Meás dinero?" - era la cantata del jilguerillo funcional de cada semáforo. Mientras uno encrispado se juega la posesión de la hipotética orina de metal con el morenazo jerguero en una escena digna para El bueno, El malo y El Limpiaparabrisas. Es Invierno y el calor está de Canícula. Así de contradicho el mundo: cuando uno voltea hacia la derecha se encuentra a un obeso que maneja un Fit, así no dan ganas ni de pedirle Grey-Poupon. La izquierda es la estridencia de un Jeep clásico -hasta aquí, a contravoluntad, usted seguro que lo intuyó amarillo- donde el mozalbete conductor entona y "guitarrea" al ritmo del compilado de Guitar Hero XXX: World-Gang-Bang-Drum al tiempo que un soplón levanta los cuernos de Reno que se erigen como sendos obeliscos de la libertad de consumo. Todo esto mientras a Doña Colinas se le cae un bling de su Tous, crisis de a guijarro, así han de empezar las eventuales avalanchas de féminas en Zara, supongo. El policía de tránsito en un fino movimiento hace uso del escrotinio para demostrar que es el macho Alfa-22-10-Federalismo-Cambio. Me siento observado por un anuncio de un Jesucristo Superestrella cuya sonrisa desvalora a la Srita Solo Ofertas cuyo trabajo no implica la oferta suya, por favor no insista. Un señor de color amarillo (amarillo jeep -bien que ud. lo pensó-) me vende su amistad en cómodas fichas de 100, 200, 300 y 500, le pregunto su mecanismo amistoso y rebate algo sobre un tiempo-aire que tiene algo de susto anóxico. Un ajustador de "Seguros Prudential" pedorrea nuestro decibelaje a ritmo de motociclismo de pista. Hay en la tercera pista (la que garantiza el valor del boleto) un ejército de hombres inmóviles, de mirada fija, imperturbables, concentrados, contemplativos, de ellos se adivina que mueven los labios, todos ellos dentro del más apasionante monólogo. De la nada, éstos gesticulan y argumentan, ejecutores de la más tersa dialéctica, seguros de que no hay nada más alla de lo quel blue tooth pueda ofrecerles en la oreja derecha, mondo monaural.
Yo, siempre detrás de mi burbuja Vitromex y aunque los reconozca, confieso: Los demonios de la calle a veces me dan un poco de miedo.
martes, febrero 03, 2009
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